Un resumen del último diagnóstico de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) sobre la situación y las perspectivas de la economía global.
Crecimiento
La economía mundial se ha visto particularmente afectada por la invasión rusa de Ucrania, un conflicto que, lejos de las soluciones, parece complicarse, incluyendo la situación en Rusia. Por lo pronto, el crecimiento económico mundial se estancó en el segundo trimestre de 2022, y los indicadores de muchas economías ahora apuntan a un período prolongado de crecimiento moderado.
Se prevé que el crecimiento mundial se desacelere del 3% en 2022 al 2.25% en 2023, muy por debajo del ritmo previsto antes de la guerra. En 2023, los ingresos mundiales reales podrían ser alrededor de 2.8 billones de dólares menos de lo esperado hace un año (un déficit de poco más del 2% del PIB en términos de Paridad de poder adquisitivo).
En Estados Unidos, el crecimiento anual del PIB se desacelerará bruscamente al 0.5% en 2023 y en la zona euro al 0.25%, con riesgos de caídas de la producción en varias economías europeas durante los meses de invierno. En China, se estima un 3.2% este año, muy bajo contra la tendencia histórica, en medio de los cierres por el Covid-19 y la debilidad del mercado inmobiliario, aunque el apoyo de políticas gubernamentales podría ayudar a que el crecimiento se recupere en 2023, hasta cerca de 5 por ciento.
En México, el crecimiento en 2022 cerraría, de acuerdo con el pronóstico, en 2.1%, para descender a un 1.5% en 2023; respecto a las proyecciones de junio hay una ganancia de 0.2% en este año y una pérdida de 0.6 puntos porcentuales en el próximo.
Inflación
La guerra ha hecho subir sustancialmente los precios de la energía y los alimentos, lo que ha agravado las presiones inflacionarias en un momento en que el costo de la vida ya estaba aumentando rápidamente en todo el mundo, en la salida del ciclo de la pandemia.
La inflación se ha generalizado en muchas economías. Una política monetaria más estricta y el alivio de los cuellos de botella en la oferta deberían moderar las presiones inflacionarias el próximo año, pero es probable que los elevados precios de la energía y los mayores costos laborales reduzcan el ritmo de ese descenso.
Se prevé que la inflación general disminuya del 8.2% en 2022 al 6.5% en 2023 en las economías del G20, y que disminuya del 6.2% en las economías avanzadas del G20 este año al 4% en 2023.
Un gran problema es que la alta inflación se está afianzando. La OCDE recuerda que incluso antes de la invasión de Rusia, la inflación estaba por encima de los objetivos de los bancos centrales en la mayoría de las economías del G20, impulsada por el aumento de los precios de la energía cuando las economías reabrieron después de la pandemia, los cuellos de botella en las cadenas de suministro, el aumento de los costos de flete y el cambio en la composición del consumo hacia los bienes. Los precios de los alimentos también aumentaron fuertemente en muchos países. La guerra en Ucrania reforzó esas tendencias.
Al mismo tiempo, las presiones inflacionarias se han generalizado cada vez más, y los mayores costos de energía, transporte y otros costos se trasladan a los precios. El crecimiento de los salarios y los costes laborales unitarios se ha fortalecido en muchos países, en particular en Estados Unidos, Canadá y el Reino Unido, ejerciendo una presión alcista sobre una amplia gama de precios.
Incertidumbre elevada
Una incertidumbre significativa contamina las proyecciones. Una escasez de combustible más grave, especialmente de gas, podría reducir el crecimiento en Europa en 1.25 puntos porcentuales más en 2023, con una reducción del crecimiento mundial en medio punto porcentual y un aumento de la inflación europea en más de 1.50 puntos porcentuales.
Para la OCDE, se necesitan más aumentos de las tasas de interés en la mayoría de las principales economías para anclar las expectativas de inflación y garantizar que las presiones inflacionarias se reduzcan de manera duradera.
Asimismo, el organismo señala que se necesita apoyo fiscal para ayudar a amortiguar el impacto de los altos costos de la energía en los hogares y las empresas. Sin embargo, esto debe ser temporal, concentrado en los más los grupos más vulnerables. Pide mantener los incentivos para reducir el consumo de energía y retirar los subsidios a medida que disminuyan las presiones en los precios en la materia.
Recomendaciones a los gobiernos
Para la OCDE, las medidas fiscales a corto plazo para amortiguar el golpe en los niveles de vida deben tener en cuenta la necesidad de evitar un nuevo estímulo que renueve las presiones en los precios, además del imperativo de garantizar la sostenibilidad fiscal.
Señala que los gobiernos deben garantizar que los objetivos de seguridad energética y mitigación del cambio climático estén alineados. Los esfuerzos para garantizar la seguridad y el acceso a corto plazo a través del apoyo fiscal, diversificar el suministro y reducir el consumo deben ir acompañados de medidas políticas más robustas para mejorar la inversión en tecnologías limpias y eficiencia energética.
Las consecuencias de la guerra siguen siendo una amenaza para la seguridad alimentaria mundial, especialmente si se combinan con otros fenómenos meteorológicos extremos derivados del cambio climático. Se requiere de cooperación internacional para mantener abiertos los mercados agrícolas, abordar las necesidades de emergencia y fortalecer la oferta.