2025, año de retos de liquidez: Claves para la resiliencia financiera

Con el escenario económico que se perfila, 2025 tendría que ser un año de fuerte crecimiento para las fuentes alternativas de financiamiento empresarial, tanto como en los esfuerzos de estrategias y aun inversiones para ampliar la resiliencia financiera.
Máxime en el ámbito B2B, o de negocios entre empresas, y sobre todo en sectores con cadenas de suministro altamente integradas e interdependientes, pero también muy sensibles a shocks y vaivenes económicos. Y aún más en países con baja penetración del crédito, incluyendo acceso limitado al de capital de trabajo.
Estoy pensando en México y en el factoraje, que, en teoría, debería tener un boom tanto por la tremenda necesidad de mecanismos de liquidez como por la potenciación que este canal de financiamiento puede tener gracias a la innovación que faculta la digitalización y diversas nuevas tecnologías.
Aunque falta desbloquear otro cuello de botella fundamental para que realmente despegue y, sobre todo, para ir al fondo de los problemas de flujo de efectivo en tantas empresas. Antecede al acceso al financiamiento, y es la llave para que éste crezca. Justo lo que estamos haciendo en ARMS.
Necesidad al rojo vivo
Por lo pronto, no me sorprenden las proyecciones de crecimiento que ha presentado a los medios una fintech como la regiomontana eFactor Network, que ha creado un innovador modelo de financiamiento de cadena de suministro. Una plataforma tecnológica con enfoque ecosistémico que puede ofrecer soluciones de capital de trabajo a miles de empresas.
Por cierto, muchas felicidades a su fundador y Director General, Héctor de la Garza, por el reconocimiento High Impact Entrepeneur que se les hizo en el marco de incMTY Summit 2024.
Hay suficiente cancha para todo ello: el volumen del factoraje en México representa menos del 2% del PIB, cuando en países como España y Francia supera el 22% dice De la Garza. Para ellos y otras fintechs e instituciones financieras, de todo tipo, que están innovando en este ámbito: Santander, Mundi, Mifel, Xepelin, Invex, BBVA, Banregio, Drip Capital, el propio Bancomext.
Menos de 30% de las empresas utilizó crédito de la banca comercial en el tercer trimestre de este año, contra casi 59% con financiamiento de proveedores, sin mucho cambio en esto (Encuesta de Evaluación del Financiamiento a las Empresas del Banco de México). Históricamente, el dato sobre crédito bancario no ha llegado a 40%; el de proveedores, de 55 a más de 80 por ciento.
Además, el plazo promedio de pago a proveedores de productos o servicios pasa de 90 días. Pero muchas empresas tienen que esperar mucho, mucho más. Desde hace varios años, la Asociación de Emprendedores de México (Asem) ha impulsado una “Ley de Pago Oportuno” para ayudar a tantas pymes que recurrentemente tienen serios apuros de flujo de caja, con cuentas por cobrar de hasta 180 días, incluso de ciertos clientes corporativos.
Llenando el vacío
Si todo esto es un problema de siempre, distorsión y rezago estructural por resolver, y freno para el crecimiento de las empresas, las cadenas productivas y la economía, lo es aún más ante el muy retador contexto económico actual, de más presiones contra el flujo de efectivo.
De ahí la necesidad de alternativas que abonen a la resiliencia.
Por eso hacen sentido modelos que ayuden a los corporativos en sus estrategias y objetivos de capital de trabajo en sintonía con su relación con proveedores. Para tratar de dar certeza sobre el flujo de efectivo en las cadenas de suministro o valor. Buena parte de la innovación en este campo pasa por conectar de forma ágil a los compradores, los proveedores y las instituciones financieras, bancarias y no bancarias, para el suministro de liquidez.
Que el proceso fluya de manera automatizada, sin fricciones: que los proveedores puedan, en cualquier momento, solicitar factoraje sobre una o varias de sus facturas, casi con un clic, tras revisar el costo financiero ofrecido, idealmente por varios postores, para que la competencia haga su magia, con una tasa que puede ser tan conveniente como sea la calificación de crédito de su cliente. Y que el monto de las facturas, menos el descuento, esté en su cuenta idealmente en un día, en vez de 30, 60 o más. Cuando lo necesite.
Todo esto está perfecto, pero, como comentamos al principio falta un combustible fundamental para que el factoraje crezca a la altura del potencial y, más aún, para ir al fondo de los problemas de flujo de efectivo en las empresas y muchas cadenas productivas. A pesar de algunas –pocas– historias de éxito, el factoring, en México y en el mundo, es todavía un producto financiero con muy baja penetración, y esto a pesar que las cuentas por cobrar son, de lejos, el mayor activo circulante en el balance de las empresas.
Esto es por una sencilla razón, que antecede al acceso a financiamiento: los procesos de crédito y cobranza siguen siendo ineficientes, llevados con una importante dosis de improvisación, y no ha habido soluciones sólidas para optimizarlos... Hasta ahora.
Eso es lo que estamos haciendo nosotros, con tecnología de automatización y modelos de predictibilidad de cobranza basados en los datos la actividad específica de cada comprador y del mercado. Está muy bien contar con acceso a factoraje inmediato y a costo competitivo, pero ¿qué tal si antes y en paralelo, puedes reducir el DSO, la métrica de días para cobrar las facturas, en 30%? Les platico más de cómo estamos haciendo esto en un próximo comentario.